Relacionado con el tema hicimos algunas sesiones de psicomotricidad:
jugamos a ser árboles y hojas secas que se volaban con el aire...
nos movíamos por la clase dando palmadas y, a la orden "que llueve, que llueve" nos parábamos y levantabamos el brazo cómo si lleváramos un paraguas ( se repetía varias veces).
También hacíamos cómo si pisáramos charcos de agua...
viernes, 15 de enero de 2010
jueves, 14 de enero de 2010
Más actividades

Un día realizamos la asamblea al aire libre. Nos pusimos los abrigos, salimos al patio cuando no había nadie y nos sentamos bajo un árbol a charlar y ha escuchar los sonidos del exterior.
También, con las hojas recogidas del patio, las pegamos sobre papel continuo e hicimos un mural con frutos del otoño.
Intentamos aprendernos un poema: "En otoño caen las hojas y comienza a llover. Con mi paraguitas yo me taparé".
Y otras canciones : "clín-clan, las gotitas de la lluvia", "el otoño ya está aquí", "que llueva, que llueva", "es otoño",...
martes, 12 de enero de 2010
Degustación de Frutos de Otoño:





Las familias aportaron frutos de otoño (secos y carnosos) que los niños probaron y manipularon. Colaboramos toda la comunidad educativa pelando nueces, almendras, granadas,... se asaron castañas y se cocieron boniatos. Algunas mamás del AMPA se vistieron de castañeras y repartieron castañas en cucuruchos a los niños-as.
Fue una bonita experiencia.
domingo, 10 de enero de 2010
sábado, 9 de enero de 2010
Cuentos del Otoño:
LAS DOS HOJAS:
Erase una vez un par de hojas que habían pasado toda su vida juntas en lo más alto del castaño gigante del parque. Al llegar el otoño, todas sus hermanas se cayeron muy pronto, pero ellas, como estaban muy a gusto juntas, decidieron que no caerían al suelo. A ellas les gustaba ver desde arriba los coches correr, los niños jugar, los ancianos pasear y al barrendero coger todas las hermanas suyas que ya habían caído.
Pero una fría mañana de otoño, el viento sopló más pronto y más fuerte y las dos hojas se vieron enredadas entre sí y a punto de caer al suelo.
¡Qué horror!, ¡caer al suelo!, eso no les gustaba a ellas. Les pisaría la gente, se llenarían de barro,...y al final, terminarían en el carro del barrendero.
"No", pensaron. Lo mejor sería abrazarse y quedarse pegaditas al árbol.
Estuvieron algunos días así, pero esa situación no podía durar mucho.
El otoño avanzaba. El sol cada día calentaba menos y se escondía más pronto. Las noches eran cada vez más largas. El castaño gigante, en esas circunstancias, cada día tenía menos fuerzas para dar de comer a las dos hojas a migas que no querían caer.
Una de aquellas mañanas frías de otoño, las dos hojas, muertas de frío y hambre, caían derechitas al suelo donde el barrendero las recogería para juntarlas con otra basura y terminar arrugadas y manchadas. Lo de estar sucias y parecer viejas no les gustaba ¡Cuántas lágrimas echaron mientras bajaban del árbol! Ellas querían vivir, divertirse viendo gente, volar a otros países, ser felices,...
En un último esfuerzo por sobrevivir, las dos hojas amigas se dejaron llevar por el viento y nadie supo dónde fueron ni las aventuras que vivieron...¿nos lo podrías contar tú?¡Imagínatelo...!
MARTA Y LAS HOJAS DE OTOÑO:
Desde hace varios días ha llegado el otoño al camino del Cole. Marta camina sobre las hojas que cubren el suelo. Ésta mañana la maestra recibe a los alumnos-as y les dice:
-"Os voy a leer una poesía sobre el otoño".
Diego y Marta se sientan juntos. Marta pone las manos sobre su falda y observa a la maestra, que abre un gran libro:
Las hojas:
En el cielo otoñal, las hojas se arremolinan, juntas bailan y danzan muy divertidas.
La hoja marrón vuela y vuela, y no para hasta posarse sobre una calabaza.
La hoja verde, vuela y vuela; muy paciente hasta posarse en la acera de enfrente.
Y la hoja amarilla muy contenta vuela y vuela y ¡te pilla!.
Marta se pregunta cómo puede ser tan rápida una hoja amarilla.
- Diego, ¿a té ha alcanzado alguna vez una hoja amarilla?
-No lo sé, no me acuerdo...
-Silencio - dice la maestra- Y dirigiéndose a todos los alumnos anuncian la tarea que han de hacer: ahora, todo el mundo a dibujar hojas de otoño.
UN PAJARITO HERIDO:
Una tarde estaba lloviendo mucho y, cómo no podían ir al parque se habían quedado en casa de Ana a jugar. De pronto empezaron a oir "pio-pio", se asomaron por la ventana y vieron a un pajarito en el suelo. Ana se lo dijo a su mamá y cuando ésta vio al pajarito, les dijo que tenían que recogerlo, porque estaba lloviendo y se iba a poner malito. Se pusieron los impermeables y las botas de agua, cogieron los paraguas y salieron a la calle. ¡Llovía mucho!. Recogieron al pajarito, que estaba todo mojado y con una patita herida. Lo llevaron a casa, lo secaron, la mamá de Ana le curó la patita y le dieron de comer miguitas de pan. El pajarito los miraba un poco asustado pero, poco a poco, se le fue pasando el susto y se puso contento. Los niños decidieron quedarse con él hasta que estuviera curado.
Erase una vez un par de hojas que habían pasado toda su vida juntas en lo más alto del castaño gigante del parque. Al llegar el otoño, todas sus hermanas se cayeron muy pronto, pero ellas, como estaban muy a gusto juntas, decidieron que no caerían al suelo. A ellas les gustaba ver desde arriba los coches correr, los niños jugar, los ancianos pasear y al barrendero coger todas las hermanas suyas que ya habían caído.
Pero una fría mañana de otoño, el viento sopló más pronto y más fuerte y las dos hojas se vieron enredadas entre sí y a punto de caer al suelo.
¡Qué horror!, ¡caer al suelo!, eso no les gustaba a ellas. Les pisaría la gente, se llenarían de barro,...y al final, terminarían en el carro del barrendero.
"No", pensaron. Lo mejor sería abrazarse y quedarse pegaditas al árbol.
Estuvieron algunos días así, pero esa situación no podía durar mucho.
El otoño avanzaba. El sol cada día calentaba menos y se escondía más pronto. Las noches eran cada vez más largas. El castaño gigante, en esas circunstancias, cada día tenía menos fuerzas para dar de comer a las dos hojas a migas que no querían caer.
Una de aquellas mañanas frías de otoño, las dos hojas, muertas de frío y hambre, caían derechitas al suelo donde el barrendero las recogería para juntarlas con otra basura y terminar arrugadas y manchadas. Lo de estar sucias y parecer viejas no les gustaba ¡Cuántas lágrimas echaron mientras bajaban del árbol! Ellas querían vivir, divertirse viendo gente, volar a otros países, ser felices,...
En un último esfuerzo por sobrevivir, las dos hojas amigas se dejaron llevar por el viento y nadie supo dónde fueron ni las aventuras que vivieron...¿nos lo podrías contar tú?¡Imagínatelo...!
MARTA Y LAS HOJAS DE OTOÑO:
Desde hace varios días ha llegado el otoño al camino del Cole. Marta camina sobre las hojas que cubren el suelo. Ésta mañana la maestra recibe a los alumnos-as y les dice:
-"Os voy a leer una poesía sobre el otoño".
Diego y Marta se sientan juntos. Marta pone las manos sobre su falda y observa a la maestra, que abre un gran libro:
Las hojas:
En el cielo otoñal, las hojas se arremolinan, juntas bailan y danzan muy divertidas.
La hoja marrón vuela y vuela, y no para hasta posarse sobre una calabaza.
La hoja verde, vuela y vuela; muy paciente hasta posarse en la acera de enfrente.
Y la hoja amarilla muy contenta vuela y vuela y ¡te pilla!.
Marta se pregunta cómo puede ser tan rápida una hoja amarilla.
- Diego, ¿a té ha alcanzado alguna vez una hoja amarilla?
-No lo sé, no me acuerdo...
-Silencio - dice la maestra- Y dirigiéndose a todos los alumnos anuncian la tarea que han de hacer: ahora, todo el mundo a dibujar hojas de otoño.
UN PAJARITO HERIDO:
Una tarde estaba lloviendo mucho y, cómo no podían ir al parque se habían quedado en casa de Ana a jugar. De pronto empezaron a oir "pio-pio", se asomaron por la ventana y vieron a un pajarito en el suelo. Ana se lo dijo a su mamá y cuando ésta vio al pajarito, les dijo que tenían que recogerlo, porque estaba lloviendo y se iba a poner malito. Se pusieron los impermeables y las botas de agua, cogieron los paraguas y salieron a la calle. ¡Llovía mucho!. Recogieron al pajarito, que estaba todo mojado y con una patita herida. Lo llevaron a casa, lo secaron, la mamá de Ana le curó la patita y le dieron de comer miguitas de pan. El pajarito los miraba un poco asustado pero, poco a poco, se le fue pasando el susto y se puso contento. Los niños decidieron quedarse con él hasta que estuviera curado.
viernes, 8 de enero de 2010
Taller
martes, 5 de enero de 2010
ACTIVIDADES:

La primera actividad que hicimos fue salir al patio en busca de hojas secas.
Junto las que había aportado los papás y mamás, las mezclamos, amontonamos y jugamos a tirarlas hacia arriba al tiempo que decíamos "es otoño".
Se tumbaron sobre ellas e, intentando hacer silencio, las apretamos entre las manos escuchando el sonido que se producía.
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